Los que se han ido: extranjeros en su propia tierra (25-01-2014)

 Como extraños, así es como se sienten muchos de los colombianos que han regresado a su tierra después de varios años viviendo en España.

 Es el caso de Lucía Correa, caleña. Se radicó nuevamente en Colombia hace un año después de haber vivido doce en Madrid. Como socióloga, ha trabajado con proyectos sociales, tanto en Colombia como en España. Nos dice: “llegar a España fue impactante. Las diferencias culturales, del clima, la forma en que te hablaban los españoles, que creías que te estaban regañando. Ir adaptándose a la nueva cultura fue un proceso complicado pero siento que regresar ha sido más difícil todavía. Crees que porque tienes familia y algunos amigos va a ser fácil. Pero ves la realidad tan cruda, como la dificultad de conseguir empleo por la edad, aunque tengas mucha experiencia. Eso, entre otros obstáculos. Y es cuando empiezas a extrañar lo que tenías en España”.

 Para Lucía y para otros colombianos que ya emprendieron el retorno no ha sido todo color de rosa. Empujados por la difícil situación en España, han decidido regresar a sus orígenes. Con toda la ilusión, con las promesas de que la economía y la seguridad están mucho mejor. La mayoría se encuentra con serias dificultades para readaptarse.

 Algunos de los que acaban de irse se cuestionan: ¿Pero qué hago yo aquí? Es la misma pregunta que quizá nos hacíamos cuándo recién llegamos a España. Y es que nuestro país ha cambiado, pero sobre todo hemos cambiado nosotros. Nos hemos amoldado a otra cultura y forma de hacer las cosas.

 “El retorno ha sido similar al proceso de emigrar. Es tu país pero lo sientes diferente. Ya estás desacostumbrado a muchas cosas: a la inseguridad, a la pobreza, a la contaminación y hasta a la vida familiar” nos recalca Lucía.

 La experiencia de Antonio Vélez, paisa, que trabajó como camarero y cocinero en Madrid es similar. Decidió regresar a Medellín para montar su propio negocio. Afirma: “Yo esperaba más apoyo del Estado y no lo he tenido. He tocado muchas puertas para un crédito pero ningún banco o cooperativa me lo aprueba porque no tengo historial crediticio. ¿Cómo quieren que tenga historial en los bancos si vivo hace quince años en España?” No se explica cómo no hay apoyo a los que regresan a generar empleo y a aportar a la economía del país. “Yo he podido sacar mi negocio de comidas porque he sido muy perseverante y gracias a Dios, algunos familiares me han apoyado, si no, pues no había podido volver a surgir en este país”.

Una ley de retorno que aún no “arranca”

 Aunque hay algunas ONG que están apoyando el retorno, aún no se ha puesto en marcha las acciones que contempla la Ley colombiana 1465 para los migrantes que promete: “Crear incentivos de carácter aduanero, tributario y financiero concernientes al retorno de los colombianos, y brindar un acompañamiento integral a aquellos colombianos que voluntariamente desean retornar al país”. Que como se denunció en artículos anteriores, aún hoy sigue en el papel, cuando las necesidades de los que retornan son más acuciantes.

 Parece que a la hora de volver debemos contar con nuestros propios recursos y la ayuda de nuestro entorno familiar y social. Por lo menos hasta que el Gobierno colombiano empiece a implementar las ayudas a los retornados. Si fue difícil emigrar, ahora hay que volver a sacar esas armas que nos sirvieron en su día como el empuje para salir del país, como la creatividad y la valentía.  Porque retornar es empezar casi  desde cero. Con la ventaja de que todavía los colombianos nos sabemos mover en terrenos difíciles, porque en nuestro país siempre ha habido “crisis”: La crisis de lo cotidiano, de las millones de personas pobres, que no tienen una vivienda digna, ni derecho a una atención en salud de calidad, ni que decir de educación.

 Retornar, no es volver atrás, ni un fracaso. Es reinventarse, como ya se hizo una vez, para poder seguir adelante. Se debe “empacar” en la maleta lo positivo que se adquirió en España, los conocimientos, experiencia y lo mejor de esta cultura.

 Lucía al final consiguió un trabajo con comunidades marginadas y Antonio pudo montar su negocio. No fue fácil para ninguno de los dos, pero lo han conseguido, porque si algo tenemos los colombianos es perseverancia. Del Gobierno colombiano todavía no esperamos mucho.

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